Las Divas Negras Disco de los 70 (II)
Segunda parte recordando a las grandes divas negras (y sus mejores canciones) que dio la música disco en los años 70 del siglo XX.

Tras la primera parte, continuamos recordando grandes divas negras del disco.
Diana Ross
Sin duda, la gran diva disco de La Motown fue esta mujer que, tras abandonar The Supremes en 1970 y triunfar en solitario, abrazaba el disco en 1976 con «Love hangover», sencillo incluido en su álbum Diana.
Un paso al frente que se intensificó en 1979 con The boss, su mejor largo de los 70, corto pero intenso, y con una brillante producción a cargo de Nickolas Ashford y Valerie Simpson.
Repleto de temas que reflejaban el espíritu de toda una era, como «I ain’t been licked», quizá el mejor del álbum, o el clasicazo «The boss», un tema con el que es imposible no moverse.
No sin antes dar lecciones de estilo y glamour con «I’m gonna let my heart do the walking».
La «Emperatriz del Soul», Gladys Knight triunfaba en 1977 (sobre todo en Europa) con el delicioso y brillante «Baby don’t change your mind».
Con la ayuda de Curtis Mayfield, la «Reina del Soul» Aretha Franklin coqueteaba con el género en temas como «Keep on loving you», incluido en su álbum de 1978 titulado Almighty Fire.
Ritmos disco, pero con la voz (y el soul) de las divas al frente.
Linda Clifford
Cantante jazz, esta neoyorquina triunfaba con temas como su versión de «If my friends could see me now» o el más clubby «Runaway love», todo un éxito en las pistas de baile más selectas de la época.
Ambos publicados en 1978, el cénit del disco, y que convirtieron a Linda Clifford (con el permiso de Chaka Khan) en modelo a seguir para las divas house de los 90.
Las chicas Chic
Nile Rodgers y Bernard Edwards formaron Chic en 1977. Una guitarra y bajo míticos, aunque ran parte de su sonido (y éxito) vino de la mano de las voces de las mujeres que tuvieron al frente, «The First Ladies of Chic»: Norma Jean Wright, Luci Martin y Alfa Anderson.
Sister Sledge
Las hermanas Sledge formaron su grupo en 1971, aunque tendrían que esperar hasta la cima del disco para alcanzar la fama internacional, dejando clásicos como «We are family» y uno de nuestros preferidos suyos, «Lost in music». Ambos de 1979.
Dos de esos grandes clásicos del disco son «From East to West» y «Souvenirs», ambos de 1978.
Viola Wills
Vocalista de estudio para Barry White, esta californiana se daba a conocer en los últimos coletazos de la era disco con sendas versiones de dos clásicos: «Gonna get along without you now» y «If you could read my mind».
No consiguió saborear las mieles del éxito mayoritario en su país, pero Viola Wills fue sin ninguna duda, una indiscutible diva de los clubes, sobre todo en Europa.
Anita Ward
Desde Memphis, Tennessee, esta cantante nos dejó dos revienta-pistas absolutos.
El gigantesco éxito mundial «Ring my bell» (una de las cumbres del disco) y el menor (que no menos masivo en clubes de la época) «Don’t drop my love».
Cory Daye
De orígenes portorriqueños, esta artista neoyorquina impactaba con su glamuroso disco latino de temazos como el seminal «Cherchez la femme», con su banda Dr. Buzzard’s Original Savannah Band.
O ya en solitario, en 1979, con temas como «Pow wow» o sobre todo, el delicioso «Wiggle and giggle all night», versionado/destrozado por Miguel Bosé en 1980.
Bonnie Pointer fundó junto a su hermana Anita, The Pointer Sisters. En 1977 abandonaba el grupo y un año después publicaba en solitario «Heaven must have sent you», una versión disco de un viejo tema de The Elgins.
Tras triunfar en Broadway como Dorothy en el musical The Wiz, Stephanie Mills se pasaba al disco con temas como el clásico «What cha gonna do with my lovin'», uno de los más cool de esa era.
Janice Marie Johnson y Hazel Payne
Con su bajo y guitarra eléctricos, estas dos mujeres rompieron, al frente de la banda A Taste of Honey, con el cliché de diva «refinada».
Su mayor éxito, que traspasó fronteras (fue número uno en listas pop, soul y disco, amén de ganar un Grammy) fue el infeccioso «Boogie Oogie Oogie».
Carrie Lucas
Esta californiana de voz dulce y sensual, triunfaba en los clubes en 1977 con temas como «I gotta keep dancin'», un verdadero clásico de los 70. Una composición disco por excelencia que brilla por su percusión y unos exuberantes arreglos orquestales.
De 1979 es «Dance with you», uno de sus temas más sonados y cuyas cuerdas fueron magistralmente sampleadas por Armand Van Helden.
Pattie Brooks, otra de las primeras damas del disco, nos dejaba en 1978 «After dark», el mejor tema de la BSO de la película Thank God it’s friday. Clásico entre los clásicos.
Y aunque fugaz diva disco, Venus Dodson triunfaba en 1979 con su brillante «Night rider», una producción de Patrick Adams y Jim Burgess. Otro clásico atemporal.
En 1978, y formando parte del trío Musique (un proyecto de estudio de Patrick Adams) junto a otra grande, Christina Wiltshire, conseguía un hit con «Keep on jumpin'», una pequeña obra maestra del género.
En 1979 y al frente de los neoyorquinos Inner Life, la Brown firmaba el vibrante e infeccioso «I’m caught up (In a one night love affair)».
No fue el caso de las tres chicas de Stargard, que en 1979 presentaban «Wear it out», un llenapistas instantáneo aún hoy en día y que ha sido sampleado hasta la saciedad.
Últimos coletazos del disco que presagiaban el boogie neoyorquino de los 80.
Amii Stewart
Muy inspirada en las maneras del eurodisco de Moroder y compañía (mucho más electrónico que su hermano americano), esta norteamericana triunfaba en 1979 con su enérgica versión del «Knock on wood» de Eddie Floyd.
Un éxito que no volvería a conseguir, aunque temas como el hi-NRG «Jealousy» no pararon de sonar en los clubes más selectos de la época.
Amii Stewart es para nosotros una de las primeras divas «modernas», verdaderas antecesoras de las divas house de los 90.
Claudja Barry
Esta canadiense de orígenes jamaicanos consiguió en 1978 y con una ardiente interpretación, un hit con el infeccioso «(Boogie Woogie) Dancin’ shoes». Animado disco en su vertiente hi-NRG para su más grande éxito internacional.
La californiana Cheryl Lynn debutó en 1978 con «Got to be real». Un innovador tema que presagiaba el fin del sonido disco (sustituido por el funk) con la llegada de los años 80. Y un tema que se convirtió en todo un himno en la escena del ballroom de esos años.
Desde Nueva York, la portorriqueña Tata Vega (a lo Chaka Khan) mezcló magistralmente disco, jazz y funk en su enorme versión de «Get it up for love», un tema sampleado en 1996 por los mismísimos Daft Punk.
Desde el seminal sello neoyorquino West End, Taana Gardner triunfaba (con un tal Larry Levan a las mezclas) con el proto-house de temas como «Work that body», también de 1979.
En 1978 y en un espantoso intento por comercializar a la afroamericana Lorraine Johnson, su compañía usó para la portada de su álbum otra bailarina blanca. Algo que llegó a colar en el mercado.
Los estadounidenses Lipps, Inc. tuvieron un apabullante éxito en 1979 con «Funkytown», uno de los temas más icónicos del disco.
Y como si con su nombre nos lo hubieran querido adelantar (un juego de palabras con la frase «lip sync», hacer playback), aunque la poderosa voz pertenece a la afroamericana Cynthia Johnson, en el vídeo y en las promociones siempre aparecía la rubia Debbie Jenner (Doris D).
Y ése fue parte de su éxito, sobre todo entre las mujeres. Algo que muchos energúmenos racistas y homófobos no soportaron. Porque, a su pesar, la escena no fue exclusiva de los artistas negros.
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